Comparten 17 parejas (donadores-receptores) testimonios de vida, impactantes, conmovedores.
Tapachula, Chiapas.- “Soy otra luego de ser trasplantada. Mi vida cambió y me dio la oportunidad de seguir ejerciendo mi sueño de vida: ser enfermera. Hoy día laboro en el Hospital de Especialidades Pediátricas de Tuxtla Gutiérrez“, aseguró con lágrimas en los ojos Karla Durán Mendoza, una de las participantes en la inédita Primera Convivencia de Trasplantados que se realizó en Chiapas.
Reunidos en el Auditorio del Hospital Regional de Alta Especialidad “Ciudad Salud”, los 17 trasplantados y sus donadores, compartieron sus experiencias de cómo ha mejorado, cambiado y la oportunidad que les dio la medicina de vanguardia de reinsertarse a la sociedad.
Ahí, Karla, relató que desde el 2004 le fue diagnosticado el problema, fue en el Hospital Regional de Tuxtla Gutiérrez, en donde recibió el tratamiento inicial por afectación a su riñón y que gracias a que se cuenta en Chiapas con hospitales como “Ciudad Salud”, les puedo decir, añadió, me respetaron siempre y nunca me discriminaron. Eso lo valoró mucho.
“Nunca me imaginé ser trasplantada, era un sueño llegar a México para ser trasplantada. Hoy mi calidad de vida ha cambiado significativamente. Hoy puedo seguir ejerciendo mi profesión de enfermera y desde el 2 de febrero del 2007 cuando fui trasplantada, mi vida cambió. Estoy laborando en el Hospital Pediátrico de Tuxtla Gutiérrez ejerciendo mi carrera tal como fue mi sueño”, comentó emocionada.
Lo que nunca pensé estar realizando, agregó, hoy lo estoy haciendo y gracias al valor de mi hermana de donarme un riñón siento que volví a nacer. Fue un cambio total de mi vida y agradezco a los directivos y a quienes hicieron posible mi trasplante que sin duda reconozco que soy otra.
Otro de los testimonios conmovedores que se compartieron dentro de esta inédita Primera Convivencia de Trasplantados que se realiza en Chiapas, fue el de Jorge Luna, originario de Tuxtla Gutiérrez, quien narró sus pesadillas cuando la enfermedad inició. Trabajador en una discoteca todas las noches no concebía su enfermedad.
“De todo lo que me pasaba le echaba la culpa a los desvelos. Un día de esos mi sorpresa fue que un médico internista que me revisó con sólo verme me dijo que tenía afectado mis riñones”, describió.
Posterior a ello, sugirieron atención especializada. Las terapias de diálisis y hemodiálisis eran el pan de cada día y luego me dijeron que la única respuesta a mi enfermedad era: un trasplante renal.
El mejor candidato, dijeron los especialistas, era mi hermano once meses menor que yo, añadió al tiempo de asegurar que fue en Ciudad Salud en donde encontró la solución desde el mes de julio de este año la vida me cambió. Encontré en este hospital gracias a Dios, a mi hermano, a los médicos del Hospital Juárez, a los especialistas de “Ciudad Salud”, la solución: el trasplante.
En esta nueva oportunidad de vida no tengo más que valorar todas las cosas de mi alrededor y las ganas de superarme cada día más encontrar un trabajo y poder sacar adelante a mis dos hijas y poder tener una mejor calidad de vida, concluyó.
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